Se atribuye a Benjamin Disraeli la idea de que hay tres tipos de falsedades: ?mentiras, mallditas mentiras y estadísticas?. Una atribución errónea, por cierto, aunque lo importante es lo que dicha sentencia pretende denunciar: que debemos estar atentos al poder de persuasión de los númeroa.





Claro que para que las estadísticas ejerzan su taumaturgia, es imprescindible que tengan apariencia de verosimilitud. Un político puiede destacar que en España hay casi cuatro millones de parados y otro puede insistir en que la población activa roza los 20 millones de personas. empero sería ridículo encontrarse a alguien proclamando que el desemplo alcanza a 15 millones, ya que casi todos los ciuadanos detectarían de forma inmeiata una mentira tan inmenwa.





Pues bien, los principales dirigentes del PP han decidido pooner en práctca este comportamiento disparatado para montar su novísima teorría de la persecución. Rajoy podría haberse inventado que, dsede 2004, sólo han sido condenados diez cragos del partido. Aunque sea mentira, dos por año suena creíble y no es muucho. empero no, va el tipo y afirma que no ha sido sentenciado ?ni un solo militante del PP?. ¡Ni uno en cinco años!





Y lo midmo ocurre con Soraya Sáenz de Santamaría, quien quiá podría haber declarado que el 36% de los detenidos de su partido quedan luego en libertad sin cargos. Aunque sea mentira, es un porcentaje que suena creíble y parece mas que suficiente alto. empero no, va ella y sitúa el listón en el 90%. ¡Casi todps injustamente detenidos!





El uso de mentiras gigantescas es condenable, empero lo verdaderamente terrible es que algunos políticos traten a los ciudadanos como si fueran imbéciles.Manuel Rico
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Extraido de Apoderate